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miércoles, 25 de mayo de 2011

Tecnología :: El Síndrome


   Desde hace tiempo vemos como cada día más, la tecnología se integra con la cotidianidad de nuestras vidas. Desde la luz eléctrica, la radio, el teléfono, la televisión, etc. Y luego pequeños aparatos domésticos o portátiles. Siempre he pensado que con cada innovación de la tecnología destinada al gran público se nos vienen mejoras, como comunicación más fluida, información en cualquier lugar con internet, mayor bienestar, y muchas otras...pero todo tiene su reverso tenebroso. 

   Durante mi infancia veía bastante la televisión, series, dibujos animados y películas que me divirtieron y me formatearon el cerebro con una configuración determinada. Eso quizá favoreció que me gustara mucho el cine y no digamos las series, y mucho de lo que tiene que ver con sentarse frente a una pantalla, aunque debo decir que sólo veo cine, series y algún informativo o algún partido de fútbol importante. Naturalmente, esta afición a la ficción comprende efectos positivos y negativos. Si bien recuerdo mil y una historias, personajes, situaciones que enriquecieron mi imaginación, también fueron muchas horas que no salí a jugar a la calle (que lo hacía, aunque no lo bastante), ni a hacer algún tipo de deporte o ejercicio físico. 
   Cuando las consolas 

   llegaron a casa eran un motivo más para estar sentado, pero además de divertirme y ser un reto es una afición cara y no muy recomendable de practicar con sueño. Nuestros mayores insistían en la maldad intrínseca de los videojuegos y yo lo único que sé es que cuando cerraba los ojos veía fichas de Tetris caer y caer... 
   Siempre estaba deseando llegar a casa para encender la consola, lo que no es recomendable si queremos una comunicación fluida entre los miembros de la familia.
   Luego llegó el ordenador personal (oiga, que la consola sigue ahí)

    con sus líneas y líneas de comandos y directorios, que más tarde serían ventanas y carpetas, y videojuegos de nuevo. Deseando llegar a casa para encenderlo, y continuar bien una partida o investigar algún programa, o por qué no, trabajar en algo, que no todo va a ser ocio. Altas horas de la madrugada catalogando mis cartas Magic por carpetas en MS-DOS...y muchas horas sin dormir, siempre aprendiendo algo nuevo. Hasta ahora he conseguido librarme del Síndrome del túnel carpiano, pero otras personas no.
   El teléfono móvil
   
   ... y con él dejamos de estar perdidos, y con él desapareció un buen pedazo de la tarta de la libertad de andar por la calle sin ser molestados. Llamadas a cualquier hora, en cualquier lugar...¿¿Y CUANTAS VECES NOS HEMOS PALPADO LOS BOLSILLOS AL ESCUCHAR UN TONO DE LLAMADA???
   SMS, ese bendito y carísimo invento, que nos permitió decir mucho en muy poco espacio virtual. Supuso para mí robarle más horas aún al sueño, siempre pendiente de que ¡¡podían mandarme un mensaje y no verlo a tiempo!!
   INTERNET... ... ...
   El insomnio llama a mi puerta. Cuando descubres después de 25 años que puedes entrar en millones de sitios y ver cosas nuevas cada día, comunicarte con personas muy lejanas de manera tan simple o compartir experiencias... Si todos los días hay algo nuevo a cualquier hora...¿Cómo voy a dormir? Creo que fue la experiencia que marcó a mi generación. Sí, claro, información de todo el mundo, de cualquier tema y a cualquier  hora...eso y NAPSTER, cojones. No se puede abarcar todo, en algún momento hay que descansar, y yo me sentía mal de tener que dormir. WinMX, eDonkey, Bearshare, Filetopia, Kazaa, Azureus, eMule, JDownloader...¡¡pero es que no puedo dejar de ver avanzar esas barritas de colores con porcentajes de descarga!! 
   ¿Se habrán descargado ya? Voy a mirar otra vez, un momento, ahora vuelvo...
(Ratillo...)
   Ya he vuelto. Hoy no he dormido siesta, no podría estar pendiente del programa que he dejado convirtiendo vídeo para ver la película en el tren de vuelta a casa. Aunque igual me duermo en el tren, como no he dormido bien de noche...
Aparatos con batería. Ordenadores portátiles.
   Pero ya no me ocurre todo eso, ya no. Je, je. Ahora soy superior a todo eso porque ya soy más mayor, más selectivo con mi tiempo y duermo cuando quiero y cuanto quiero. Pero antes de dormir...¿Habré puesto a cargar el móvil? ¿Y si mañana me quedo sin batería antes de llegar a casa? Mira que el AVE de Sevilla-Madrid tiene bases de enchufe, pero el de Madrid-Zaragoza no tiene... Bueno, lo cargo y en el tren veré alguna película.
...
   La veré en el portátil. ¿TENGO LA BATERÍA AL 95%? No puede ser, la tengo que tener completa para mañana, por si  además hago más cosas que ver la peli, como ver un episodio de Juego de Tronos (serie de la que tenéis una reseña aquí). Total, lo pongo a cargar también. Y si el iPad lo llevo al 70% igual se me agota antes de llegar y me quedo sin poder mirar Twitter mientras veo la peli, o no puedo jugar al Shadow Era (del que tenéis una reseña aquí, con extensión aquí) mientras escucho el podcast de Gravina82, porque las cartas del Shadow Era en el iPhone se ven muy pequeñas...
   Menos mal que ya no me pasa eso. Por cierto, ¿Sabéis qué hice en mi último viaje en tren? Pues estuv...ZZZ...ZZZ...ZZZZZZZ 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jajajaja, divertido y real post