En este post híbrido quiero dejar claro que pertenezco a ese y ano tan extraño grupo de personas a las que los videojuegos no sólo no le son ajenos, sino que ha crecido entre ellos cuando ha sido posible. En parte, los videojuegos han sido juguetes a cierta edad, entretenimiento, vicio y ahora afición para mí. Y aunque no sigo de cerca todo el mundillo como antes, mi afición se ha convertido en un interés continuo por acercarme a trabajos que me llenen de admiración, que me sorprendan como cuando sólo era un niño, y por supuesto que me diviertan de maneras que aún no he descubierto.
Pero en la época en que jugar a videojuegos no estaba tan bien visto, se disfrutaba de otra manera, como de contrabando. Aparte de esto, si tenías amigos de intereses parecidos era genial, si a ello le unimos las revistas que comenzaban a salir especializadas, mejor. Pero en cuestión de programas únicamente de videojuegos, poco o nada. Por supuesto que en su día escuché a Guillem Caballé y su Game 40, pero aparte de la estupenda música que dejaba oír en el programa no pasaba de ser un mero vistazo al mundillo. Por eso años después, cuando alguien me aconsejó escuchar un programa sobre videojuegos que podía descargarme de Internet, no tuve inconveniente.
Lo que descubrí fue más de lo que nunca esperé. Un grupo de 4 personas en un estudio de radio prestado, por así decirlo, que no cobraban nada por hacer un programa de dos horas sobre videojuegos. Tenían definidos sus papeles, sus juegos favoritos, sus diferencias y sobre todo sus conocimientos. Estaban al loro con las novedades y de hecho llegaron a entrevistar a personas importantes dentro del mundillo. Detrás de este magnífico programa había un más aún espléndido foro, donde he pasado algunos de los mejores momentos de mi vida internauta. Los días que había programa estar en el foro era quemar la tecla F5. No daba tiempo a escribir siquiera cuando había 5 comentarios más. Se comentaba en directo el programa y desde el programa se contestaba en tiempo real.
El programa en sí ya era grande por los componentes, que en el momento en que yo llegué eran SamuelSnake, Sam “Fukuy”, DavidFreeman y Sefirot. El equipo en sí no eran sólo los 4 locutores, sino que todos los redactores de análisis, reviews y normalmente moderadores del foro y la web hermana del programa formaban una gran familia. Los componentes fueron cambiando y otros nuevos fueron llegando, como Mane0, Luipermom, Reaver, Raziel, Pr0gr4m3r, Clopezi, DreamH20, Kosh_Azores, etc., y tantos otros. También mantuve buenas relaciones internautas con muchos de los foreros, algunos de los cuales conservo hoy como contactos de Twitter .
Lo bueno de ÚltimONivel no era sólo que hablaran sobre videojuegos como ellos mismos dicen “Desde la pasión y el respeto”, sino que a través de las vivencias del programa hubo verdadera magia en el foro y más allá. Programas monográficos, especiales musicales, chascarrillos, regalos en directo, muchas risas y también algunas lágrimas hacen de este programa quizás el mejor de todos los podcast que he llegado a escuchar.
En alguna ocasión he llegado a afirmar que un programa de radio no sería nunca un podcast, pero tened en cuenta que ÚltimONivel se emitía desde Radio Montcada, y yo vivo en Sevilla, así que tenía que pillar el streaming en directo o lo escuchaba descargado. Algunos de los programas varias veces.
También cabe destacar las luchas internas de la gran familia de ON (ÚltimONivel), como los partidarios del PC y los de consolas; los de los juegos de sneaking (Metal Gear, Splinter Cell) y los de acción; los puristas y los prácticos; etc. Eso, y las palabras y expresiones que fuimos asimilando con el paso de los 100 programas que nos dejaron:
- chuclar
- ¡Qué grande!
- Yo-la-tengo-más-grandismo
- epicidad
- etc.
Y no quisiera acabar sin mencionar que el programa terminó por diversas razones, siendo realmente épico y dejando la puerta abierta a un posible regreso, pero que igual que cuando volvemos a ver una review de un juego antiguo, hay cosas que tienen su valor no sólo por el contenido, sino por el arte que atesora, y no importaría volver a escuchar todos los programas, sobre todo ciertos monográficos en que la emoción embargaba a los locutores cuando un juego les tocaba la fibra...momentos muy épicos.
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