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miércoles, 30 de marzo de 2011

Tecnología :: AppStore


  Cuando se van calmando un poco las aguas de las nuevas plataformas móviles me ha parecido más prudente comentar este tema.
   De siempre, cuando hemos querido utilizar una aplicación en nuestros ordenadores, la hemos comprado, ya sea en tienda física, ya por Internet (amén de otros métodos). Esta es la tónica habitual y me lleva a considerar dos cuestiones:
   -una, que tenemos toda la libertad del mundo para buscar en webs de grandes empresas, pequeñas empresas o particulares, para hacernos con una buena colección de software. 
   -dos, que desde el punto de vista del desarrollador o la empresa, todos y cada uno de ellos debe tener una web y su correspondiente forma de pago, más o menos segura y más o menos asequible al usuario.
   Lo que se ha impuesto en los móviles, en los macs y en algunos servicios como Steam es la facilidad para encontrar una aplicación, de cara al usuario, que no tiene que navegar demasiado para dar con una
aplicación que se ajuste a sus necesidades. Y de cara al vendedor un escaparate común y fácil de encontrar para exponer el producto. Por suspuesto que la empresa gestora de dicho escaparate cobrará por mantener este servicio, como es el caso de Apple y su AppStore, proporcionándole pingües beneficios.
   Ahora, si bien es verdad que en el caso de los móviles facilita la venta de software original y se ha convertido en referencia para que otras marcas imiten la propuesta, en ordenadores no veo las mismas ventajas. Antes buscábamos y podíamos encontrar o no, pero cada vendedor podía tener sus condiciones y su precio bajo su único criterio. Ahora, y aunque en ordenadores sigue siendo una alternativa, se está convirtiendo poco a poco en un casillero rígido que otros están aprovechando para hacer su agosto. Desde que la Mac AppStore se puso en funcionamiento, es más fácil encontrar aplicaciones y actualizarlas desde una sola interfaz, pero también muchas aplicaciones que antes eran gratuitas ahora tienen un precio, aunque asequible, pero ya no son gratuitas. Y es que el caramelo de las tiendas de aplicaciones ha conseguido que se vendan más programas originales, y por consiguiente ha habido un aumento del número de desarrolladores que publican en ellas. Se le ha llegado a llamar “fiebre del oro” de las tiendas de aplicaciones. Desde linternas, simples enlaces a webs o mediocres jueguecitos a millones de aplicaciones de cámara que no añaden nada, como mucho el uso de los acelerómetros como señuelo de la estabilidad de la imagen, las tiendas han surtido nuestros smartphones y ordenadores de software basura. 
   Algunos desarrolladores están cobrando barbaridades por aplicaciones antes gratuitas o baratas, o antiguas. Y esto se ha convertido en un todo vale. Estoy de acuerdo en que haya un órgano de control censor para que no aparezcan aplicaciones indebidas, pero también me gustaría que se filtraran aquellas que apenas sirven de verdad al usuario. Esto es lo que se ha conseguido. Pero también pienso que el bien es mayor que el mal cuando accedo rápidamente a actualizar todas las aplicaciones que tengo en mi ordenador. 
   Espero que con el tiempo a nadie se le ocurra que estamos mejor privados de la libertad que se nos daba a la hora de instalar software y que se mantenga la dualidad tienda/webs privadas, porque si no nuestros ordenadores se convertirán en ventanas a una tienda mayor corporativa, donde todo está medido, tasado y controlado.
   Como reflexión, me gustaría que comentarais ¿preferís tienda, o instalación libre de productos, o los dos? y que razonarais los comentarios.

   Para más información:

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