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viernes, 11 de noviembre de 2011

Cine :: Amadeus





   Wolfgang Amadeus Mozart, Mozart para los amigos, y Dios para algún enemigo simulado. Sin embargo, para saber más sobre el compositor sería conveniente que visitarais el enlace a Wikipedia
   La película de 1984 de Milos Forman trata sobre la vida y obra de este genio de la música desde el punto de vista de un contemporáneo, Antonio Salieri. También es cierto que realmente no existió esa rivalidad entre Salieri y Mozart sino que la película bebe directamente de una obra de teatro de Peter Shaffer. A su vez, esta obra de teatro está basada en una ópera de Nikolai Rimski-Kórsakov, que fue inspirada por un poema de Aleksandr Pushkin. Seguid leyendo.



   Los personajes nos son presentados por la memoria de Salieri y de manera gradual. Debo decir que al cabo de los años he vuelto a verla y se nota desde el principio que es una narración de esas que te mantienen pegado a la pantalla hasta que termina, debido en buena parte a su interesante guión, el ritmo que desarrolla y el interés que suscita el devenir de los acontecimientos. Muy grande ese principio en el que un envejecido Salieri se autoproclama “asesino” de Mozart delante del sacerdote con expresión seria.
   Los decorados son sublimes y realmente somos transportados a Viena y Alemania en el siglo XVIII, con sus casas color pastel y sus enormes palacios. Me llama la atención un detalle referente a las pelucas que solían llevar en los círculos en que se mueve la historia. Esas pelucas blancas solían llevar rizos, tirabuzones y otros complicados peinados con que sorprender en fiestas, presentaciones y visitas...pero Mozart suele más bien llevar pelucas con el pelo encrespado o despeinado, tomando así la apariencia de una auténtica estrella de rock de los 80, época en que la película fue realizada. Y también tiene esto que ver con la personalidad de Mozart en la película, que detallaré más adelante.
Tom Hulce, Mozart
   Por supuesto, la música no la puede poner otro que Mozart, haciéndonos partícipes de bellas secuencias mientras se nos deleita con las obras del maestro, incluyendo el famoso Réquiem. Merece la pena ver la película sólo por eso.
   Y como no soy crítico de cine y tampoco músico entraré un poco más a fondo en los personajes, ya que una vez superadas ciertas barreras de calidad, sólo me queda disfrutar con los magníficos actores que dieron vida a los personajes. Para empezar, el Mozart que se nos presenta es un joven superdotado para la música, que ha sido enseñado por un músico poco o nada destacado pero con buenas dotes de profesor: Leopold Mozart, su padre. Este lo exhibía ante la nobleza desde pequeño, tras duros viajes, para “compartir” el don de su hijo. Es un joven alocado, infantil, caprichoso y manirroto, con una particular manera de reír, que trabaja para el Príncipe Arzobispo de Salzburgo y que, digámoslo, no guarda mucho respeto a las nobles y refinadas costumbres de la corte. 
   Salieri, sin embargo, fue un músico con un profundo sentido religioso que le llegó incluso a hacer jurar ante Dios que se consagraba a Él si le dejaba hacer lo que más le gustaba: componer y tocar música. Era un tipo mucho mejor educado y centrado que Mozart, del cual había oído varias composiciones que le habían interesado y quería conocer a la persona capaz de crear música tan prometedora. 
F.Murray Abraham, Salieri
   Imaginaos la escena cuando conoce al gamberro de risa desesperante en lugar de a un serio y noble compositor...la cara de Salieri...
   Bien, ya tenemos a los dos personajes principales de la historia, pero faltan los condimentos, la sal y la pimienta que hagan de esto algo interesante y cercano a las 3 horas que dura la versión del director. Y las especias no puedes ser mejores.
   Al parecer, Antonio Salieri, después de conocer a semejante becerro humano, decide profundizar en su obra, quedando total y absolutamente perplejo al leer la notación musical de Mozart, de una pureza y lógica musical perfectas. De hecho, le parece tan colosal que no puede sino deducir que ha sido el propio Dios quien ha inspirado a Mozart su don, y por tanto él, que había consagrado Dios su vida incluso prometiendo el celibato, había sido engañado por los cielos. Es el momento en el que decide que se le ha traicionado y aprovechando la vida tumultuosa en que Mozart está siempre inmerso, comienza a dificultarle el acceso a la corte y a sabotear el tiempo que sus obras están en el teatro.
   Aún así, Salieri admira tanto la capacidad musical de Mozart que asiste incluso a las pocas representaciones que él mismo, como compositor de cámara del Emperador José ha restringido. Por supuesto, Mozart nunca se entera de que es Salieri quien coarta sus representaciones, y llega a preguntarse por qué a la gente no les gusta su obra cuando en realidad el culpable se hace pasar por su amigo.
   De todas maneras sigue componiendo geniales piezas a la vez que su vida se hunde en un mar de gastos, alcohol, fiestas, deudas, etc., y mientras tanto Salieri va urdiendo un plan para deshacerse de Mozart para desquitarse de la traición de Dios.
Mozart, componiendo sin parar

   No quisiera contaros todo, porque merece mucho la pena pasar tres horas disfrutando de un Mozart carismático y genial interpretado por un inspiradísimo Tom Hulce, y de un Salieri aún más genial interpretado por ese monstruo que es F. Murray Abraham. Otro de los personajes principales y que va un poco en desacuerdo con la personalidad de Mozart, es su esposa, Constanze, que desde el principio hasta el final estuvo con él y no dejó de creer en él y en su obra, llegando al punto de intentar venderse para conseguirle mejor futuro. 
   Como colofón, la película termina igual que el pobre Mozart, con 36 años, su Réquiem inacabado y dejándonos con ganas de más, pero satisfechos de tan magnífica película.
   Si os gusta Descubrir, en este caso encontraréis una obra que no ha envejecido nada, con un estilo que no es en absoluto antiguo y que puede verse igual dentro de 100 años. ¡Salve, Mozart!




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