Un personaje -una vida-, ficticia o no, basada o no en un personaje real, ese personaje puede ser tan admirable o tan odioso como cualquier persona, pues las personas tienen la capacidad de dar vida y características humanas a un personaje inventado.
Pero éste tiene vida. Yo lo conocí hace muchos años, cuando aún era joven e inexperto (ahora ya sólo soy inexperto), y me enseñó una de las lecciones más valiosas que pude aprender nunca: el amor por aprender y los conocimientos.
Fray Guillermo de Baskerville, monje franciscano del siglo XIV
(casi en la Baja Edad Media) y gran observador de su entorno, a la vez que gran estudioso y amante de los manuscritos. Es un auténtico Sherlock Holmes del Medievo, y un profesor para su novicio Adso de Melk, a quien inculca el aprendizaje y el amor por el conocimiento que practica.
No pasa de ser un pobre hombre, a quien la Inquisición tuvo una vez en su punto de mira, y quien, como Galileo en su tiempo, tuvo que desistir de sus teorías públicamente ante Bernardo Gui, su más acérrimo y envidioso enemigo. Me imagino su cara al entrar en la biblioteca de la abadía en la que suceden los hechos narrados en el libro El nombre de la Rosa, de Umberto Eco, cuando descubre que el conocimiento de muchas generaciones de pensadores, las obras de muchos artistas olvidados o prohibidos y el saber de muchos hombres antes que él es atesorado en el interior del edificio.
A pesar de su sabiduría, es lo bastante humilde para respetar a la autoridad y admirar a los filósofos y grandes de su tiempo y anteriores a él, lo que le confiere una imagen de viejo profesor al que se le coge cariño con rapidez.
Sin embargo, su mayor virtud es su mayor defecto, y es que se las da de investigador y no duda en crear situaciones incómodas preguntando de manera suspicaz y culpando siguiendo su propio razonamiento, lo que le lleva a ser avisado y de nuevo ante la Inquisición.
Si no quereis leer el libro lo comprendo, es denso y muy descriptivo, ahondando también en detalles históricos de la época como la historia de Dulcino, que ocupa un paréntesis enorme. Pero si no queréis entreteneros con él, siempre os queda la fiel película que Jean-Jacques Annaud supo extraer de tan interesante argumento.
¿El argumento? Ah, sí, pues unos monjes franciscanos llegan a una abadía benedictina (ambas órdenes eran de carácter mendicante) y se encuentran una situación anómala: un monje ha muerto...cómo lo diría...en extrañas circunstancias que no obedecen a la lógica. Precisamente la lógica es el arma de nuestro personaje, haciendo con ella un descubrimiento que podría haber hecho evolucionar más rápido el mundo en aquella oscura época de ignorancia y suciedad.
Por desgracia para nosotros, la ignorancia y la suciedad la seguimos sufriendo, aunque de otro modo.
4 comentarios:
Los monjes morían por el veneno que estaba en las páginas de lis libros guarros. Este veneno se encontraba en la esquina superior derecha y lo ingerían cuando se pasaban los dedos por la lengua para humedecerselo para pasar páginas. Es una practica muy habitual entre los lectores. Por cierto, es un spoiler.
El siglo xiv ,donde vivieron los escultores pisanos,el genial arnolfo di cambio, giotto, dante, etc.....para nada es la edad media,....el siglo xiv es el trecento, el inicio del Renacimiento italiano.
Saludos
De lod guarros no. De uno de Aristóteles, de comedia.
Muy buena la reseña, el señor que dice que el siglo XIV, no es la edad media está bastante equivocado, el siglo XIV efectivamente es la baja edad media, el renacimiento se inicia a partir del siglo XV y ya que nombra a Dante, si lee la divina comedia se dara cuenta que contiene una mentalidad del medioevo en la cual Dios erá el centro de todas las cosas y el creador de las mismas, todo contrario al renacimiento en el cual la mirada cambia ya que se comienza a revalorizar el pensamiento de las antiguas Grecia y Roma y así el hombre desplaza a Dios como centro de las cosas, es así como se desarrollan las ciencias y el llamado humanismo. No es bueno que se hable si no se tiene el conocimiento suficiente, le recomiendo leer los muchos y muy buenos historiadores que hay tanto de la edad media como ser Le Goff,o del renacimiento como Peter Burke, antes de decir algo que no es correcto.
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