Tecnología :: ¿Sois de descargar?

   Si me hubieran dicho en el año 2000 que iba a poder tener la película que quisiera e incluso los estrenos, la música que se me antojara o las series que me gustan y todas las que me han llegado a gustar, habría puesto la cara de incredulidad más explícita que hubiera podido. Eso, o habría meneado la cabeza buscando la cámara oculta...o habría pensado que me estaban contando uno de esos chistes de pedirle deseos a un genio.

   Cuando pude conectarme a internet por primera vez no conocía a nadie que pudiera hacerlo. En España no existían las tarifas planas y aún faltaban un par de años para que las hubiera. Seguid leyendo.

Así que decidido a gastar dinero en teléfono, me conectaba una hora cada domingo (¿?). Fue un gasto significativo pero que dejó entrar Internet en mi casa. A las pocas semanas de empezar a navegar me topé con el nombre de un programa que literalmente cambió millones de vidas para siempre: Napster. Éste programa permitía buscar y descargar montones de canciones a nuestro propio ordenador, como si las hubiéramos comprado y convertido a MP3. Esto también es importante ya que en aquellos años proliferaban los programas de ripeo de CD’s para tener nuestra colección de música en formato digital y que ocupara relativamente poco para los discos duros de la época. El hecho en sí significó una grandísima satisfacción por parte de alguien a quién le molestaba muchísimo no haber podido conseguir la música que le gustaba por falta de fondos. Napster arregló ese problema. Evidentemente todo tuvo sus consecuencias para la industria, para Napster y para los compradores de música y usuarios del programa.

   Allá por el año 2000-01, y ya con una tarifa plana de 128 kbps, un amigo me trajo un CD a mi añorado Pentium III. Me dijo cópialo todo. Había dos archivos. Uno tenía extensión AVI y ocupaba como 500 MB, el otro era un pequeño instalador. Algo así como DivX;-)...Me sorprendió como nada en el mundo estar viendo Matrix en mi monitor de escritorio. Aquello ya fue el colmo, si bien aún me estaba recuperando de poder tener toda la música del mundo en mis manos, ahora venían las películas, mi gran afición. Eso no podía ser, si todo el mundo se pone a copiar películas, ¿entonces qué va a pasar con la industria?

   Sinceramente, durante años no me he querido responder a esa pregunta, supongo que estaba reprimido por tanto abuso de esa misma industria y todo lo que podía lo descargaba, sin mirar el daño que podía hacer o a quién se lo hacía. Pero con los años, las noticias, las leyes, mi experiencia en Internet, etc., ha habido un cambio significativo en mi conducta: sigo descargando música, películas, series, también aplicaciones para móviles, para ordenadores, etc., pero he aprendido que no se puede tener este grifo abierto sin que haya consecuencias negativas, por lo tanto, he descargado todo esto pero buena parte de ello lo he comprado. Lo que no se puede es pretender tener todo gratis y que la gente que crea estos contenidos no vea recompensado su esfuerzo. En parte no culpo al público que ha visto de repente el cielo abierto, sino a algo que ya he mencionado, los abusos de la industria. Una industria que nos hace tragar con cualquier basura y pagarla a precio de oro. Pero la industria no son los creadores, no para mí. 

   Desde hace ya años, me he descubierto comprando películas y series, programas, música y demás además de haberla descargado antes. Para probarlo todo. Y luego he seleccionado lo que quiero y lo que no, basándome en mis gustos y en la relación calidad/precio. Y por supuesto si el contenido es una basura lo he borrado y aquí no ha pasado nada. Pero al menos sé que la gente que lo merece ha terminado cobrando de mi parte lo que es justo. 

   Para terminar quisiera señalar que una parte, ni grande ni pequeña, de mi cambio a la hora de consumir contenido digital la han tenido tanto la AppStore de Apple para iPhone y iPad, como la posibilidad de hacer Jailbreak en mi dispositivo. Poder probar las aplicaciones me ha hecho sentirme responsable de recompensar al desarrollador, y lo demás (cine, música, series, etc.) ha venido de la mano.

   Bienvenidos al poder del pueblo.