Un lugar donde exponer aquellas ideas o aspectos de la vida en general que por su naturaleza tienden a salirse de lo normal, para gente que puede experimentar esa sensación de sorpresa al encontrar algo nuevo.
A muchos nos llega el momento en que después de una travesía, sabiendo a qué nos dirigimos (o no), encontramos el remanso de tranquilidad que nos convierte en seres de rutina. El ser humano, al igual que ese paraguas olvidado en el coche, muestra los síntomas de la inercia, la cual nos lleva siempre a conservar el estado actual, y todo cambio requiere de nosotros una adaptación.
El remanso al que me refiero es una cálida manta que nos envuelve cuando hemos aprendido el camino. Nos da seguridad, confianza, y de manera casi invisible, nos hace frenarnos, estancarnos, anquilosarnos. Lo que por un lado nos agudiza nos vuelve romos por el otro. En este momento es cuando comenzamos a experimentar un cambio en nuestra manera de pensar, de actuar, y de entender las cosas, y a intentar comprender el mundo desde otra perspectiva. Ya no pensamos como antes, no sentimos como antes, es…diferente. Y lo anterior a veces parece equivocado, aunque posiblemente lo sea, y está bien que lo sea.