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miércoles, 10 de diciembre de 2008

Trabajo temporal, o los caciques de nuestro tiempo

Se ha dicho mucho sobre mi generación, la de los nacidos entre el 75-85, y mucho de lo que se ha dicho nos muestra como una generación apática el insensible a los problemas de nuestro entorno, de nuestro tiempo. Que no hemos luchado en ninguna guerra, que no nos comprometemos con ninguna causa, que no somos consecuentes con el comportamiento de nuestros mayores, etc.
Si por guerra entendemos guerra, ya ha muerto gente de mi edad en Irak.
Si por guerra entendemos causa, luchamos por una diversidad de ellas, como la subida

 de precios de la vivienda y el trabajo.
Si para ser consecuentes tenemos que acomodarnos y aburguesarnos como nuestros predecesores, prefiero no serlo. Además, ellos han conseguido que nuestra manera de pensar cambie a ese respecto: no tenemos la opción de acomodarnos a ninguna situación, porque constantemente nos recuerdan que no podemos sentirnos seguros con nuestro empleo.

Un poco de historia. Cuando en la Antigua Roma un legionario volvía de una misión exitosa, se le hacía entrar por las puertas de la ciudad a caballo o en carro y todo el pueblo lo vitoreaba. Era un momento de gloria inigualable. Pero ahí estaba el agente de Roma detrás suya, sujetando la corona de laurel y diciéndole al ídolo del pueblo: Memento Mori. Recuerda que sólo eres un hombre. Un mortal. Nada.

Y así me siento yo, alguien que en tiempos de trabajos basura consiguió un empleo digno y que pudo sentirse coronado por la gracia, pero mi particular agente de Roma me acecha en forma de empresa de trabajo temporal. Me paga tarde y mal, juega con mis facturas, con mi cuenta del banco, con mi vida.
Me doy cuenta de que sólo soy un hombre, nada de alguien que tiene empleo, un esclavo más del chantaje que supone no ser trabajador fijo de la empresa, un número má en las estadísticas del gobierno, pero un descontento con su sistema actual.
Si lo que se nos pide es no acomodarnos, la actitud que adoptamos a la hora de trabajar es diferente a la de otros compañeros, como sentirnos má presionados por parte de la empresa. La generación que nos dijo que no luchamos por nada se aparta recelosa de nuestro lado cuando nos ven trabajar con ellos, aparentemente ofendidos por nuestra insolaridad hacia ellos. Esa es nuestra guerra, y ellos se han convertido por un lado en creadores de ese monstruo y por otro, en obstáculos para el buen hacer de la empresa. Trabajadores acomodados que sólo piensan en cobrar cada mes y que no les falte ni un céntimo.
Se han convertido en causantes y víctimas del problema. Ellos nunca trabajaron para una ETT. que sigan cómodos en sus sillone y vean cómo se les jubila anticipadamente con menos pensión de la que pedían, sustituidos por aquellos que no tienen motivo para luchar por ninguna causa.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Ya he vuelto


Y he intentado hacer la compra medio con lista medio con memoria. No ha sido una fiesta de marcas comerciales ni del consumismo, menos mal. Pero sí que han caído cosas no habituales que, por las fechas actuales, suelen caer. Y eso que no he comprado turrón ni dulces, pero ciertos detalles sí. Y tengo más hambre que antes. Es difícil comprar con el estómago vacío. Miras la comida de otra manera...es como ir de caza.

En estos momentos,

...he descubierto que si en la nevera no hay nada para picar, la única solución es comprar. Y no tengo ganas. He descubierto que soy muy vago en un día de fiesta. Pero como tengo hambre y es mediodía, me voy al Carrefour y caeré en el cosumismo más aberrante. Seguramente vendrá a mi mente que cuando l gente compra comida mientras tiene hambre, compra más irracionalmente. Son el instinto y el estómago quienes compran en esas ocasiones.